lunes, 7 de octubre de 2013

Zapatero a tus zapatos...

El sábado pasado quedamos en tomarnos unas cervecicas unos amigos y amigas del colegio. En realidad el caso de la quedada era para irse de cena, yo les dije que iría a tomarme algo para saludarlos, y después me iría a casa. Fuimos antes a la inauguración de la peluquería de una de las compañeras de mis amig@s, y de allí, nos dirigimos al lugar donde dicha cena tendría lugar.
Empezamos por unos cubos de cerveza, no es que nos vaciaran los barriles de cerveza en cubos, si no que nos traían los tercios dentro de un cubo de metal con hielo, por lo que las cervezas estaban muy fresquitas y entraban sin darte cuenta...jeje
Bueno, mi  intención era tomarme un refresco energético, pero me persuadieron de que tomara cerveza, y yo que con poco voy, y que a mi me gusta más la fiesta que a un tonto un lápiz, terminé llamando a casa diciendo que me quedaba a cenar, entre risas y algarabía. A la tercera cervecica, (que entraba como dios),  ya llevaba yo el puntico de la desvergüenza, (vamos, que te da igual diez que ochenta).
Después de cuatro cubos, en el que tocábamos más o menos a una o dos cervezas por barba, nos dispusimos a cenar. Yo con las cuatro que me había tomado y las dos que me tomé en la cena, ya me puse bonico, pues no suelo tomar cerveza ni alcohol normalmente, y entre la compañía, las risas y alguna que otra burrada que se soltaba de vez en cuando, hizo que la cena y que la noche fuera muy amena y muy entretenida. Comimos bien, el precio era asequible y la verdad que nadie se quejó.
Después tocaba salir a dar una vuelta y tomarnos algún que otro copazo. Salimos del salón y una de las chicas dijo que le dolían los pies, (y yo con mi puntico), se me ocurre decirle que si nos cambiábamos el calzado, a lo que ella me dijo, que no era capaz que me faltaban huevos...y entonces salió de mí la bestia que llevo dentro.
Yo gasto un 41, ella un 39, en mi vida me había puesto zapatos de tacón y esa noche sería la primera...
Nos cambiamos el calzado, primero intenté meterme en uno y lo conseguí. Creí que se lo desarmaría, pero no, ahora, mis dedos se subieron uno encima del otro, un dolor de pie apretujado y una sensación de mareo cuando me puse el segundo zapato y me puse de pie, se me vencía el cuerpo hacia delante, casi me caía de boca, cual Yola Berrocal con su nueva medida de cantaros...
Duré seis metros andando, era criminal, estuve por llamar a la policía y decirles que esto era un atentado hacia mi persona, pero ellos de presentarse allí, me hubiesen dicho, que eso no era un atentado, si no un atontado, por haberme subido yo solito a tan alto tacón.
La verdad que ese rato fue el peor de la noche, pero también había que ver a mi amiga arreglada, y con mis zapatillas de deporte, y con dos números más por pie... jajajajajaja
Las cámaras de fotos no pararon de inmortalizar durante unos minutos el momento, y mis pies casi quedan en un muñón. Tuve que hacerme un ligero masaje, para que la sangre circulara libremente por mis pies...jeje
La verdad es que lo pasamos muy bien, fue el momento descojone de la noche, luego fuimos al pub de un amigo, y nos reímos de eso, de lo otro y de todo lo demás...
La verdad que lo pasamos muy bien, y eso que no eran de mi quinta y no tengo la suficiente confianza con ellos, pues habíamos coincidido alguna vez en cenas del colegio y nada más, aún así pasamos una velada inolvidable...

2 comentarios:

  1. Pero qué sano es, de vez en cuando, hacer una quedada con los amigos de siempre y echarte unas risas como las que nos relatas en esta entrada tan divertida... Son momentos que sin duda nos alegran el corazón y el alma. Enhorabuena por continuar "en la brecha" en todos los sentidos.
    Un fuerte abrazo, Capi
    Berni

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    1. Berni, la vida sin estos ratos es invivible...todos necesitamos de vez en cuando una escapadita con los amigos...un beso
      Estoy en la brecha y con más ganas que nunca...

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